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ꗃ capítulo uno;
sentimientos confusos. ! ꔪ

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Desde que tiene memoria, siempre ha sido unido con él, desde sus buenos momentos hasta sus tragedias, ahí ha estado. Sin embargo, no puede comprender como lo prefiere a él. Entiende a la perfección que el corazón no se manda y que no puedes decidir a quién amar, pero ¿Por qué se alejó de él después de todo lo que le ha ayudado?

Sí, es imposible no sentir el dolor que la daga produce al incrustarse en su corazón al pensar en eso.

Sólo espera ser, algún día, el chico al que él amé.

— Jin. — el azabache llevó su mano al cabello del peli morado para acariciarlo. — Olvídalo, no vale la pena. — musitó adivinando los pensamientos que cruzaban por la mente del menor.

— No, Kook, es imposible olvidarlo. — negó, apartando su vista de la pareja, prestando completa atención a su mejor amigo. — No puedo olvidarlo después de todo lo que pasamos juntos . . . — susurró dejando sus brazos sobre la mesa del comedor, escondiendo su cabeza en ellos. — Soy un idiota. — suspiró.

Decir que a Jeon no le afectaba la situación, era mentira, le afectaba mucho porque, aunque sabía que el menor nunca le entregaría su amor, JungKook está dispuesto a brindarle el suyo y reparar poco a poco su corazón.

Suspirando, se recostó sobre el hombro del menor y dejó cortos besos en su cuello para tranquilizarlo. — No eres un idiota, bebé, eres el chico más precioso que he conocido. — abrazó su cintura mientras cierto castaño los observaba con enojo en su mirada.

¿En qué momento una de las amistades más lindas y fuertes del campus se había terminado? ¿Cuál fue la razón?

( . . . )

No entendía por qué le molestaba que el estúpido de Jeon abrazará a Jin, pero lo hacía, y se enojaba por eso.

Él prefiere echarle la culpa al cariño que le tuvo por su antigua amistad, sin embargo, su corazón dice lo contrario y prefiere negar ese sentimiento. Pero bueno, ya, es de dejar de pensar en Kim y concentrarse en su bonito novio.

— ¿Quieres ir a almorzar, cariño? — sonríe dejando un último beso en los labios del menor.

— Sí, amor. — este sonríe.

El toque sonó, indicando un cambio de clases para algunos y hora libre para otros. TaeHyung llevó a JiMin a su salón, despidiéndose dulcemente de él ante la presencia y mirada de Jeon, quién sólo los veía con decepción, sobre todo al moreno.

( . . . )

— ¡Hola! — saludó animadamente el pequeño.

— Uh . . . Hola. — murmuró el azabache.

— Soy Kim SeokJin. — sonrió. — ¿Tú quién eres?

— J-jungKook . . . — aclaró su garganta. — Jeon JungKook.

— ¡Bien! Te diré Kookie. — el contrario asintió, bajando la mirada.

No cualquier día te encuentras hablando con el niño bonito de tu salón.

— Kookie, ¿quieres un muffin? — dijo tomando asiento frente al mayor, arrastrando su mochila consigo. Abrió la mochila y sacó una cajita con seis pastelitos. — ¿Cuál quieres? — le mostró la cajita.

Jeon jadeó sorprendido y señaló uno con fresas y chocolate. — Quiero este, por-

— ¡Nini! — interrumpió un chico de tez morena, abrazando al más pálido.

— ¡Tete! — correspondió al abrazo con la misma emoción. El castaño beso la mejilla de su mejor amigo, escuchando a éste reír y separarse. — Tae, ¿quieres un muffin?

— ¡Quiero el de fresa!

— Pero ese quería yo. — susurró el peli negro.

— No le quites el muffin a Kookie, TaeTae.

— Uhm . . . Entonces el de dulce de leche.

— ¡Bien!

SeokJin sacó el pastelito de fresa, entregándolo a JungKook e hizo lo mismo con el pastelillo de TaeHyung. Y así, un poco cohibido por la amistad que tenían ambos Kim, JungKook comió escuchando de los temas triviales que ellos hablaban, con el deseo de unirse a su conversación, pero sin poder hacerlo.